La rotura de una balsa con residuos tóxicos en Hungría ha provocado la mayor catástrofe medioambiental de la región. Afortunadamente, parece que el Danubio se podrá salvar, pero el parche de 40 kilómetros cuadrados de suelo marciano lo vamos a tener una buena temporada a la vista, recordándonos que no dejamos de jugar con fuego.
Con la experiencia de la catástrofe de Aznalcoyar en España, el Gobierno se ha ofrecido a ayudar a Hungría con la gestión del desastre.
Está muy bien que se ayude, pero lo que tenemos que hacer es prevenir estas situaciones. Si un empresario se puede ahorrar unos miles de euros en calidades a costa de la seguridad medioambiental, tengamos por seguro que lo va a hacer. No lo harán todos, desde luego, pero sí la gran mayoría.
¿Nos lo vamos a tomar en serio cuando ya no quede nada que salvar?
Si, evidentemente... somos así: ¿y qué?
ResponderEliminarNada, nada. Vale que la Tierra está ya perdida, pero no queramos ahora ir a poblar otros mundos. Que dure este lo que dure, y luego ajo y agua.
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