El Papa habló ayer sábado con la Estación Espacial Internacional, el día en el que otro devoto cristiano había profetizado que se acababa el mundo.
Es posible que nuestro guía espiritual quisiera tener información de primera mano sobre dónde y cómo se dirigían los elevados hacia los cielos. Si había colas y eso.
Por desgracia, no se ha producido el arrebato. Con lo tranquilos que nos habríamos quedado los ateos en el planeta.
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