El torero Padilla, que perdió un ojo y sufre parálisis facial por culpa de una brutal cogida, se plantea volver a torear en cuanto le den el alta médica.
Esta vez no bastará con afeitar los cuernos de los toros para dar ventaja al inhumano.
Por otro lado, la imagen (que no pienso enlazar como han hecho los periódicos ávidos de morbo) de la cogida en rostro con globo ocular de paseo me ha hecho ver la luz sobre el arte del toreo y la elegancia del enfrentamiento honorable entre el hombre y la bestia.
Eduquemos a nuestros hijos en este noble arte. Al fin y al cabo, alguien tendrá que vengar a Padilla.
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