Las marchas por la dignidad del 22M no fueron violentas. Los graves incidentes que se produjeron después, los provocaron los desgraciados de siempre. Esos desgraciados se pueden encontrar en cualquier manifestación multitudinaria que les permita ocultarse. Que un desgraciado apedree a un policía no justifica que un policía empuje a un fotógrafo para que no pueda hacer su trabajo. Que un desgraciado actúe violentamente no debería repercutir en acusaciones hacia los manifestantes pacíficos. Los manifestantes pacíficos condenamos la violencia. No somos terroristas.
¿Queda claro? Si alguien todavía tiene dudas, probablemente se informa en el medio equivocado.
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