Ayer se levantaron 98.000 cartulinas de color rojo y amarillo en el estadio del Camp Nou junto con la palabra Barça. Seguro que el encargado se equivocó con los colores y confundió el azul con el amarillo y el granate con el rojo.
Yo hace tiempo que dejé atrás esto del fútbol profesional, que llaman deporte, pero cuando veo cómo se utiliza políticamente un encuentro para darle la mayoría absoluta a un listo de derechas que se ha subido al carro de la independencia, se me quitan del todo las ganas de volver.
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