jueves, 5 de julio de 2012

¡Eureka!

¡Eureka!
Peter Higgs sorprendido por haber podido vivir el descubrimiento de su bosón por el CERN con una probabilidad de más del 99.99994%, una partícula que explica porqué los cuerpos tienen masa y se atraen por la gravedad. La iglesia, como siempre, ha aprovechado la ocasión para barrer para casa y decir que este descubrimiento no excluye a Dios de nuestra vida.

Que ya lo sabemos, oiga, que a ustedes no hay forma humana de hacerles ver que esto no es una competición. El CERN está en otra liga. Para los científicos serios, sus dioses están al nivel del monstruo del armario, Santa Claus o el ratoncito Peréz.

Mención especial al intento de insulto del portavoz de la Conferencia Episcopal, diciendo:
Parece que dicen que si no se encuentra esa partícula se derrumba toda la física, la teología no se va a derrumbar.
Precisamente, el punto fuerte de la ciencia frente a la religión es que la primera no es inamovible y acepta los cambios cuando las pruebas lo demuestran. Que la iglesia vea esto como un motivo de burla es significativo.

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