El
presidente de la Conferencia Episcopal Española espera que los recortes salvajes aprobados por el Gobierno contribuyan a contrarrestar el paro.
Cualquiera pensaría que una organización dedicada a
adoctrinar cuidar a los más desfavorecidos montaría una manifestación en protesta cuando se cercenan derechos y se condena a la pobreza a miles de familias. No será que
carecen de experiencia en
llevar pancartas cuando quieren.
Pero la iglesia no condena los recortes sociales porque el miedo y la desesperación que producen son el caldo de cultivo necesario para que los ciudadanos abracen la fe, la que sea, que los saque de la miseria.
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