La comunidad internacional intenta ponerse de acuerdo en la forma de sacar a Gadafi de su poltrona tras su violenta represión de las revueltas. Esperemos que se pongan las pilas porque la velocidad de la ONU nunca ha sido su fuerte.
Tras las revueltas de Túnez y Egipto, el pueblo libio se ha contagiado de sus vecinos y es probable que, cuando Gadafi caiga, vivamos algo parecido en Marruecos.
Nuestro corazón está con ellos y con sus muertos.
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