Detienen al ex banquero suizo que entregó los datos de clientes internacionales con cuentas en paraísos fiscales.
Lo que ha hecho este ex banquero es ni más ni menos que actuar en defensa propia: saltarse una ley menor (diseñada precisamente para que los poderosos puedan mover el dinero impúnemente) para que se haga justicia con algo mucho, pero mucho más grave.
Me pregunto cuanto tiempo tardarán en empezar a detener a los que aparecen reflejados en esos datos bancarios. Probablemente mucho tiempo, quizás en un mundo en el que los Gobiernos temieran al pueblo y no al contrario.
Esto es el mundo al revés.
Poco me importa que sea por venganza de un empleado resentido, con tal de que salga a la luz. Es triste que el único modo de desenmascarar a esos sinvergüenzas sea mediante un acto delictivo cometido por un antiguo delincuente de cobarta. Pero si así es como está montado el chiringuito, pues que así sea.
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