El pueblo de los malditos

Tordesillas celebra hoy de nuevo su infame fiesta de los toros particular, consistente en soltar uno por el campo y dejar que sus ciudadanos lo lanceen de cualquier manera hasta que muera desangrado o algo peor.

Conozco incluso gente que defiende las corridas de toros pero considera esta fiesta una barbaridad. Yo sólo la veo como una vuelta de tuerca más en la tradición. La tradición es ese manto que lo protege todo, desde practicas de ablación de clítoris hasta lanzamientos de bebés nacidos con taras por acantilados.

Mientras en algunas regiones de España se aceptan barbaridades medievales como esta, en otras algunos estarán pidiendo la independencia en el día de su fiesta nacional. En días como este, me cuesta no darles la razón.