Celda 211 arrasa en los Goya con justicia, y Luis Tosar ve reconocido su trabajo como tipo patibulario. Desde aquí este homenaje a un tipo que es capaz de encarnar a un humilde currante, a un maltratador creíble, a un hijo de malamadre, a ... bueno, ya me entienden, a lo que sea.
Y a Daniel Monzón, sólo decirle que siga así. Da gusto ver críticos de cine reconvertidos en directores de talento.
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