Un niño de ocho años mata a una anciana en EE.UU. tras jugar a un videojuego violento que no es recomendado para menores de 18 años y coger una pistola cargada que estaba a a su alcance.
La anciana, muerta. El chaval, con su larga vida probablemente arruinada. Los padres, unos imbéciles. El juez que ha dejado al niño en custodia de sus imbéciles padres, un irresponsable. Los legisladores que permiten a imbéciles tener armas en casa, unos patriotas.
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