Uno de los argumentos con el que me intentan convencer de que el ateismo militante (esto es, el ateismo que intenta hacer entrar en razón a la mayoría de la humanidad y no dejarla por imposible) es el de que la gente creyente no hace daño a nadie y así es feliz. Y estoy convencido de que es así en la gran mayoría de los casos.
Pero:
Una mujer muere en Irlanda porque se negaron a practicarle un aborto en un embarazo inviable. Los doctores evitan la cárcel.
Los padres de un niño de 16 años intentan curarle una apendicitis rezando. Muere al estallarle el apéndice entre horribles dolores. Los padres evitan la cárcel.
Los padres de un niño de 2 años intentan curarle una neumonía rezando. Muere de neumonía. Los padres evitan la cárcel.
Los padres de una niña de 11 años intentan curarle una diabetes rezando. Muere en el suelo. Condena de cárcel de 6 meses.
Lo más asqueroso de todos los casos es que esta gente que ha provocado tanto dolor y sufrimiento no creen que hayan hecho nada malo. La fe consigue eso, se aplique al dios o dioses que se aplique.
Pero los fundamentalistas islámicos son lo peor, ojo. Hay que meterse más con Mahoma, que la de aquí es una religión respetable... ¿verdad?
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