ETA, a punto de desarmarse, pide al gobierno un gesto de diálogo para gestionar la situación de sus presos.
A pesar de que Interior asegura que no reconoce el papel de los mediadores internacionales, que digan lo que quieran. Es evidente que el gobierno está hablando con ETA y no va a decirlo en público. Acercar a los presos es razonable porque alejarlos lo único que se conseguía era fastidiar a las familias de los terroristas, que por definición no son culpables de nada.
La única diferencia es que si en el gobierno tuviéramos otro partido tendríamos a la oposición gritando "España se rompe".
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