La web amazon patenta un sistema de devolución de regalos no deseados.
La idea no está mal, pero quizás refleja que cada vez la gente se preocupa menos por encontrar un regalo que le guste al receptor, que es precisamente lo que más debería valorarse de un regalo. El ejemplo más exagerado lo tenemos en las tarjetas de regalo precargadas.
Yo no las quiero ni regaladas.
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