Más de 100 países firman un acuerdo para dejar de utilizar munición de racimo. Entre esos países firmantes no están los principales fabricantes de esa munición (EE.UU., China y Rusia).
Suponemos que en esos países consideran más importante el beneficio económico que firmar un tratado impidiendo la producción de bombas de racimo o de minas antipersona.
O, simplemente, los gobiernos siguen siendo controlados por los lobbys armamentísticos y las petroleras.
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