Carla Bruni necesitó 35 tomas para conseguir no mirar a la cámara en una escena de la nueva película de Woody Allen.
Su marido, por otro lado, se dedica a increpar a los periodistas que acosan a la actriz con preguntas y micros al viento.
Allen ha decidido ir al psicólogo para tratarse la ansiedad después de intentar rodar la escena con Bruni. Tras tumbarse en el diván, sólo recitaba un nombre: "Scarlett, Scarlett, ...".
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