Parecía que habíamos acabado con el terrorismo en España, pero no. El Gobierno, harto de tanta manifestación descontrolada, pretende equiparar el vandalismo callejero con el terrorismo.
Cuando el 11 de Septiembre de 2001 unos chalados fanáticos estrellaron dos aviones contra las torres gemelas, muchos pidieron venganza y justicia, y unos pocos nos preguntamos qué estábamos haciendo mal para que alguien pudiera acumular tanto odio y decidiera asesinar a miles de civiles.
En España la sociedad se está calentando y es probable que pronto tengamos manifestaciones violentas (hasta ahora todo lo que se ha magnificado no son más que hechos puntuales aislados que se aprovechan de las manifestaciones pacíficas). El Gobierno parece que está empeñado en calentarnos más con sus decisiones: impide que se investiguen actuaciones policiales violentas, indulta a policías con condena por torturas, mira para otro lado cuando un civil pacífico pierde la vista de un ojo, ignora las múltiples pruebas de abuso que todos conocemos, crea empleo enchufando a familiares y amigos y como puntilla aprueba una amnistía fiscal para todos los grandes corruptos del país...
Muchos ciudadanos pensábamos que este era un Estado de Derecho. Lamentablemente la crisis nos ha hecho ver que cuando el pueblo soberano empieza a pensar y actuar por sí mismo, el Gobierno de turno se pasa cualquier norma por el forro de la Constitución para perpetuarse en el poder y mantener el statu quo.
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