Diego Torres, socio de Urdangarín en Noos, disfrutó de un velero de 10 metros de eslora cargado a actividades de fomento del deporte entre discapacitados y enfermos.
Que yo sepa, el enriquecimiento ilícito todavía no es un deporte. Aunque a este paso igual acaban haciéndolo olímpico.
Habría justicia, de verdad, si todos estos "mangantes", devolvieran el dinero robado, y en este caso particular, se le diera a asociaciones de discapacitados.
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